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lunes, 3 de diciembre de 2012

Diversidad y libertad sexual en Guatemala

El Azul en el Arcoiris reproduce de forma integra el artículo "Diversidad y libertad Sexual" de Jaime Barrios Carrillo publicado en el matutino SigloXXI de Guatemala el 02 de diciembre de 2012.


Guatemala es un país atrasado en muchos aspectos. La educación sexual es débil y los derechos sexuales y reproductivos muy poco conocidos. Y muchas veces irrespetados. Cuando no vilipendiados por una mezcla de ignorancia, conservadurismo, mojigatez, religiosidad a ultranza (Guatemala ha dejado de ser un país secular) y ante todo temor.
Los derechos sexuales y reproductivos DSP deben formar parte activa de la formación de la ciudadanía. Se trata de decisiones individuales que implican la aceptación social de cómo mujeres y hombres deciden sobre sus propios cuerpos en el ámbito de la sexualidad y la reproducción. ¿Homosexual o heterosexual? ¿Tener hijos o no, incluidos el aborto voluntario o la inseminación artificial? En términos muy simples y cotidianos: con quién me acuesto y con quién no. Abortar o no.
Por otro lado, en el país suceden violaciones diariamente y en gran número. Muchas mujeres, incluyendo menores, son violadas y no pocas veces dentro de los marcos “legales” del matrimonio (este delito se califica como estupro). O en los casos del llamado “matrimonio infantil”, cuando una menor es dada en matrimonio por la familia para obtener regalías en cambio del esposo, que suele ser un hombre mucho mayor que la víctima. Estas uniones contra la voluntad de la niña son mucho más frecuentes de lo que se cree en Guatemala. La necesidad tiene cara de matrimonio infantil.
El aborto no es legal todavía en el país. Pero esto no impide que se realicen miles de abortos cada año en condiciones deficientes desde el punto de vista médico y de higiene básica, lo que pone en peligro la vida de las abortadas, muriendo o quedando lisiadas un número desconocido pero que se estima elevado. Muchas mujeres que abortan, incluyendo menores, habían resultado embarazadas después de una violación.
Los homosexuales, hombres y mujeres, llevan también muy mala parte. No sólo la estigmatización sino la persecución moral y en muchas oportunidades la represión física. Personas homosexuales, trasvestís o transexuales (HBT) han sido maltratadas e incluso asesinadas en Guatemala por el hecho de serlo. La sociedad machista, autoritaria y patriarcal que tenemos, incita a la discriminación de los homosexuales. La norma heterosexual en Guatemala tiene una esencia represora y destructiva, negadora de la libertad. Mientras el mismo presidente Obama en los Estados Unidos en su discurso de la victoria reconocía los ciudadanos gay como parte integrante de la nación americana (algo histórico por cierto), en Guatemala no ha habido ningún partido político que reconozca los derechos de los homosexuales.
Ser homosexual no puede ser un delito ni una falta moral ni muchos menos una enfermedad, es un derecho. Incluido el matrimonio con el mismo sexo.
Abortar también lo debe ser y la decisión final debe radicar en la mujer, es decir si quiere o no tener un hijo.
Basta de violaciones impunes. De matrimonios infantiles. De discriminación y estigmatización de ciudadanos que no escogieron la norma heterosexual.

Fuente: http://www.s21.com.gt/node/289106


sábado, 24 de marzo de 2012

El Matrimonio igualitario y diversas posturas en Guatemala


Guatemala, 24 de marzo de 2012. Los movimientos sociales LGBT en Guatemala históricamente se han visto inmersos en la reivindicación de derechos considerados prioritarios, por la continua discriminación y violencia sociales en las que se hallan inmersas dichas comunidades. Enmarcados en la reducción del estigma y discriminación, el cese de agresiones físicas y asesinatos así como la atención adecuada e integral en las necesidades de salud, enfocadas primordialmente a las surgidas alrededor de la epidemia del sida.
Ese entorno no ha permitido poner con firmeza en la mesa de discusión, otros tópicos igual de relevantes, como la igualdad de derechos ante heterosexuales a través del reconocimiento legal de la identidad (trans) o la unión de personas del mismo sexo. Porque si bien, el matrimonio igualitario ha alcanzado reconocimiento en al menos diez países del mundo y en otros lugares se han desarrollado la figura alterna de la unión civil, la discusión no ha sido siquiera tratada con seriedad en muchos países[1]. En Centroamérica el tema ha sido debatido medianamente en Costa Rica y El Salvador con resultados infructuosos[2].
En  Guatemala, a través de una encuesta en 2010, se reconoció que tan solo el 12% de la sociedad guatemalteca se muestra favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo[3]. Se ilustra lo anterior por medio de los diversos comentarios expresados a propósito de un artículo de prensa de Oppenheimer el 25 de agosto de 2010 con respecto a la aprobación del matrimonio en diversas partes del mundo. La mayoría de los cuarenta y cuatro comentarios vertidos señalaban mediante citas bíblicas y comentarios homofóbicos, su rechazo a tales uniones[4].
El tema causo revuelo en 2007 cuando la Organización de Apoyo a una Sexualidad Integral frente al Sida, OASIS, dio a conocer a los medios de comunicación que dos hombres homosexuales contraerían matrimonio con la bendición de un cura católico en octubre de aquel año[5], lo que origino una investigación a lo interno de dicha iglesia[6]. La periodista Carolina Sarti cuestionó entonces: ¿Será porque los argumentos contra el matrimonio gay son generalmente oscuros dogmas y prejuicios de siglos que no se sostienen sobre análisis racionales? Por lo tanto, se caen al escarbar debajo de la superficie.[7]
Y es que en el país, han sido otros actores sociales, principalmente eclesiásticos y opositores, quienes han promovido el tema. La discusión de la ley de matrimonio igualitario en España durante 2005, motivo a las iglesias a promover una campaña de recolección de cincuenta mil firmas llevadas al Congreso de la República para buscar la aprobación de una “Iniciativa de Ley de Protección Integral del Matrimonio y la Familia”[8].
En esa ocasión Alfred Kalschmit señalaba: “Y que me perdonen los movimientos gay del mundo que están cabildeando mundialmente por sus derechos. Creo que tienen todo el derecho de practicar sus preferencias sexuales, más no de convertirlo en matrimonio. Mucho menos de tener el derecho a la adopción.  Escribo esto ha propósito de la ley de ratificación del matrimonio y la familia, que se está discutiendo en el Congreso. Es importante que se apruebe esa ratificación[9]
En contraposición, Haroldo Shtemul señaló sobre supuestas iniciativas favorables al matrimonio igualitario en ese entonces: “John del Santo, presidente de la Asociación de Ministros Evangélicos de Guatemala, indicó: Desaprobamos todo intento de legalizar el matrimonio entre homosexuales, ya que es antiético, inmoral y contra todo principio religioso. También la Iglesia Católica expresó su rechazo a esa imaginaria iniciativa de ley. El obispo Rodolfo Mendoza dijo: El matrimonio entre hombre y mujer es una institución divina, es un sacramento que el hombre no puede cambiar”. Ambos sectores cerraron filas para evitar que en Guatemala pueda reconocerse ese derecho. Obviamente, en esa construcción social de la familia, la homosexualidad es concebida como un pecado, un defecto, una enfermedad. Y yo me pregunto, si el matrimonio es una institución divina, ¿por qué los sacerdotes no se casan?[10]
Y Luis Figueroa completa: “De esa cuenta, el matrimonio decimonónico reservado únicamente para parejas heterosexuales en el marco de culturas propias de sociedades cerradas, puede perfectamente pasar a ser el matrimonio moderno, como contrato de convivencia y de respeto mutuo entre individuos, en el marco de culturas propias de sociedades abiertas. Ni al servicio de la iglesia, ni al servicio del Estado; sino que al servicio de aquellos que, en ejercicio de sus derechos como personas humanas, asuman el compromiso”[11].
El tema también ha sido ridiculizado hasta por los medios sociales que han hecho referencia directa al matrimonio igualitario en Guatemala como mecanismo de burla. El Periódico a través de artículo del 28 de diciembre de 2009, día de los inocentes,  planteó un artículo en broma, que señalaba la inevitable aprobación de matrimonios por parte del  entonces presidente de la República Álvaro Colom, señalando inclusive, supuestas reuniones con representantes del movimiento LGBT guatemalteco.[12]
En fechas más recientes, el entonces candidato, hoy presidente de la República, Otto Pérez Molina ha expresado su rechazo a cualquier tipo der apoyo al tema LGBT al ser cuestionado en una entrevista con Estuardo Zapeta[13].
En ese entorno, cabe resaltar de forma positiva el diálogo radial sostenido el 14 de marzo de 2012, promovido por Radio Nacional TGW entre Pio González, sacerdote católico y Jorge López Sologaistoa de OASIS. Las posturas, aunque opuestas están claramente señaladas, la iglesia por un lado, fiel a su rechazo al matrimonio igualitario y  López esgrimiendo el tema desde una perspectiva laica que afecta al estado antes bien que a la iglesia[14].
Desde El Azul en el Arcoíris se espera que el tema empiece a ser  tratado seriamente y a profundidad entre la sociedad guatemalteca y reafirma,  haciendo suyo el pensamiento de Escobar Sarti, que “el matrimonio gay es un acto de justicia que reconoce el carácter contractual y privado del matrimonio; y que reconoce, sobre todo, el derecho de todas las personas a unir sus vidas y a buscar el apoyo de sus prójimos, sin discriminación, ni privilegios[15].
  
Azul en el Arcoiris
Editorial de marzo de 2012.