El Azul en el Arcoiris reproduce de forma integra el artículo "Diversidad y libertad Sexual" de Jaime Barrios Carrillo publicado en el matutino SigloXXI de Guatemala el 02 de diciembre de 2012.
Guatemala es un país atrasado en muchos aspectos. La educación sexual
es débil y los derechos sexuales y reproductivos muy poco conocidos. Y
muchas veces irrespetados. Cuando no vilipendiados por una mezcla de
ignorancia, conservadurismo, mojigatez, religiosidad a ultranza
(Guatemala ha dejado de ser un país secular) y ante todo temor.
Los derechos sexuales y reproductivos DSP deben formar parte activa
de la formación de la ciudadanía. Se trata de decisiones individuales
que implican la aceptación social de cómo mujeres y hombres deciden
sobre sus propios cuerpos en el ámbito de la sexualidad y la
reproducción. ¿Homosexual o heterosexual? ¿Tener hijos o no, incluidos
el aborto voluntario o la inseminación artificial? En términos muy
simples y cotidianos: con quién me acuesto y con quién no. Abortar o no.
Por otro lado, en el país suceden violaciones diariamente y en gran
número. Muchas mujeres, incluyendo menores, son violadas y no pocas
veces dentro de los marcos “legales” del matrimonio (este delito se
califica como estupro). O en los casos del llamado “matrimonio
infantil”, cuando una menor es dada en matrimonio por la familia para
obtener regalías en cambio del esposo, que suele ser un hombre mucho
mayor que la víctima. Estas uniones contra la voluntad de la niña son
mucho más frecuentes de lo que se cree en Guatemala. La necesidad tiene
cara de matrimonio infantil.
El aborto no es legal todavía en el país. Pero esto no impide que se
realicen miles de abortos cada año en condiciones deficientes desde el
punto de vista médico y de higiene básica, lo que pone en peligro la
vida de las abortadas, muriendo o quedando lisiadas un número
desconocido pero que se estima elevado. Muchas mujeres que abortan,
incluyendo menores, habían resultado embarazadas después de una
violación.
Los homosexuales, hombres y mujeres, llevan también muy mala parte.
No sólo la estigmatización sino la persecución moral y en muchas
oportunidades la represión física. Personas homosexuales, trasvestís o
transexuales (HBT) han sido maltratadas e incluso asesinadas en
Guatemala por el hecho de serlo. La sociedad machista, autoritaria y
patriarcal que tenemos, incita a la discriminación de los homosexuales.
La norma heterosexual en Guatemala tiene una esencia represora y
destructiva, negadora de la libertad. Mientras el mismo presidente Obama
en los Estados Unidos en su discurso de la victoria reconocía los
ciudadanos gay como parte integrante de la nación americana (algo
histórico por cierto), en Guatemala no ha habido ningún partido político
que reconozca los derechos de los homosexuales.
Ser homosexual no puede ser un delito ni una falta moral ni muchos
menos una enfermedad, es un derecho. Incluido el matrimonio con el mismo
sexo.
Abortar también lo debe ser y la decisión final debe radicar en la mujer, es decir si quiere o no tener un hijo.
Basta de violaciones impunes. De matrimonios infantiles. De
discriminación y estigmatización de ciudadanos que no escogieron la
norma heterosexual.
Fuente:
http://www.s21.com.gt/node/289106